En cada rincón del mundo laboral se esconden historias que reflejan la pasión y el ingenio de personas extraordinarias.
Este es el caso de Luis Alberto González Antunez, quien es uno de nuestros técnicos en mantenimiento del área de Negocios Inmobiliarios, y cuya vida trasciende su profesión para llevar alegría y ritmo como DJ.
Su experiencia y dedicación son un testimonio de que encontrar equilibrio entre el trabajo y las pasiones puede ser la clave para una vida plena y satisfactoria.
“El Ritmo de la Vida: Entre Herramientas y Tornamesas”
Detrás de mi uniforme como técnico en mantenimiento, en el dinámico mundo de los Negocios Inmobiliarios, hay un lado de mí que pocos conocen. Llevo más de tres décadas repartiendo alegría de una manera única, transformándome cada noche en algo más. Al caer el sol, dejo a un lado las herramientas para posicionarme detrás de las tornamesas, dejando que la música fluya y creando momentos inolvidables como DJ.
Para mí, ser DJ no es sólo una actividad; es un arte que vive en mi corazón. Es sentir cada nota, conectar con las emociones de las melodías y ser un puente entre la música y la felicidad de quienes bailan, ríen y encuentran momentos de pura alegría. Este talento lo descubrí hace más de 30 años y, desde entonces, no solo ha reflejado mi habilidad técnica, sino también mi capacidad de disfrutar y compartir la música con los demás.
Dedico unas 10 horas semanales a esta pasión, y aunque a veces puede ser agotador, nunca lo siento como un sacrificio. “Qué mejor que te paguen por hacer algo que disfrutas tanto”, digo con una sonrisa que refleja lo afortunado que me siento de poder vivir esto. En el tiempo he aprendido a equilibrar mi vida profesional y personal, demostrando que no tenemos que elegir entre el trabajo y lo que amamos.
Sin embargo, lo que realmente ilumina mi vida son mis hijos. Entre ritmos y notas musicales, siempre encuentro tiempo para jugar y cuidarlos. Ser su padre, mientras sigo mis pasiones, es un ejemplo de dedicación que me inspira todos los días.
Mi historia, creo, es un recordatorio de que detrás de cada escritorio, cada tarea y cada profesión, hay un ser humano lleno de sueños y talentos. Me gusta pensar que inspiro a otros a seguir sus pasiones, disfrutar el camino y buscar la felicidad en cada rincón de nuestras vidas.
